Camino al trabajo, pasé por un puente. Sobre el barandal, contrastando con los automóviles detenidos abajo por el tráfico, algo se alzaba: En la mañana, una lata vacía de cerveza está.
De madrugada, en San Isidro, recorro una calle. Me detengo y volteo a la izquierda. Veo una esquina, quizá de adobe. Lo que había detrás de aquel muro debe haber desaparecido. Sin embargo, algo sigue presente. En una esquina nadie, nadie pasa ya, sólo el tiempo.
De madrugada, una casa vieja y silenciosa interrumpe mi paseo por San Isidro. No muy lejos, se alzan nuevos edificios. Digo a la casa: Antigua casa, ¿aún no te demuelen? Vacía, callas.
De madrugada, en el Centro Comercial Camino Real de San Isidro —en la puerta abierta de vidrio, el guardia dormía—, camino por el paseo central hasta llegar a la escultura del águila. No ha cambiado en más de veinte años. Águila antigua, esperas a tu presa una y otra vez. View this post on Instagram